¿La cesta de la compra desde casa?
Hoy ya estoy de mal humor porque tengo que volver al supermercado. Y ya estuve ayer. A mí no me gusta ir a comprar en coche. Cuando vivía en casa de mis padres siempre tuve un súper enfrente así que nunca necesitamos ir en coche. Pero ahora es diferente, está a unos 10 minutos de casa y si haces compras de 100 euros no te queda otra que ir en coche. Aun así, yo voy de vez en cuando andando y traigo algunas cosas, de avanzadilla. Y luego ya vamos a hacer la compra “grande”.
¿Por qué me pone de mal humor ir a comprar? Porque es un acto muy repetitivo, casi mecánico. Todas las semanas lo mismo: el cartón de leche, el agua, la nata pasteurizada, los huevos, etc. ¿No podría hacerlo un robot por mí? Quiero decir, no hay que pensar, es pura rutina. Y aunque estemos en el siglo XXI todavía no se ha implementado del todo bien un sistema a través de internet que cumpla con las demandas de los clientes.
El problema suelen ser los productos frescos. Es decir, se puede encargar la leche, los yogures, etc. ¿Pero y si, por ejemplo, te envían unos yogures a los que les falta poco para caducar? Ya sabemos que en los supermercados siempre te colocan en primer lugar el producto al que le falta menos para caducar para que el cliente pique (algo que, realmente, me toca bastante las narices).
Y luego está la fruta, la carne y el pescado. No es lo mismo comprar un cartón de nata pasteurizada que seleccionar un buen racimo de uva o la pieza correcta de merluza. Conozco gente que hace la compra por internet y tan contentos. Obviamente se ahorran mucho tiempo pero estos pequeños detalles no sé cómo los solventan.
Tal vez debería probar un día y ver qué tal. Lo que menos me gusta de ir a comprar es la fase de pagar, las colas y demás. Y luego tener que acarrear las bolsas hasta casa, aunque sea del parking a casa. Yo, además, como hombre, tengo el “deber” de tirar por todo…