La tienda de quesos
Mi mujer y yo la llamamos “donde los quesos”, sin más. Quizás suena un poco despectivo porque venden más cosas, pero es que cuando miramos dentro de este café-tienda siempre nos llama la atención su colección de quesos. Aunque llevaba más de un año a la vuelta de la esquina yo nunca me había fijado que, en realidad, además del queso, el embutido y las cervezas artesanales también vendían otras cosas, pero sobre todo tenían una máquina de café.
Desde que llegué a esta zona del barrio siempre me he quejado de que no hay nada que hacer en muchas manzanas a la redonda: oficinas, urbanizaciones y algún descampado. Tráfico infernal de lunes a viernes, ni un alma el fin de semana y muchas grúas trabajando preparando a conciencia otra burbuja inmobiliaria. ¡Y ni un sitio donde tomar café! Pero en esto me equivocaba, ahí está el café “donde los quesos”…
Así que un día me armé de valor y me decidí a entrar. Lo primero que te encuentras es el mostrador que recuerda al de una charcutería pero en plan hipster, todo muy limpio y reluciente, como si no cortaran nunca nada encima de la tabla de cortar. Pero bueno, yo aquel día iba a por un café. Me senté en la sala de atrás, aquella en la que nunca me había fijado. El café muy rico, además con leche ecológica. Y es que en la tienda también venden Productos Lácteos ecológicos. Después de tomar el café me quedé un rato mirando el resto de cosas que venden y al final me decidí por probar un par de cervezas artesanas y… algo de queso.
Todo muy rico, muy caro, pero muy rico también. A partir de aquel día me hice cliente habitual de donde los quesos y empecé a convencer a mi mujer para acercarse, al final y al cabo ella es fan de los Productos Lácteos ecológicos y de esa clase de cosas. Y el hecho de que posea la única máquina de café en varios kilómetros a la redonda también tiene su punto.