¿Por qué es importante elegir pinturas sin COVs?
La sostenibilidad es una de las tendencias más relevantes en el sector de pinturas y barnices. Las marcas apuestan cada vez más por productos sin olor, libres de solventes y plastificantes y con un bajo nivel de COVs. Por razones de salud pública y de respeto medioambiental, estos compuestos deben ser evitados al comprar pinturas para profesionales.
Los compuestos volátiles orgánicos, o COVs, engloban un nutrido grupo de sustancias gaseosas, tanto naturales como artificiales, que superan el millar. Las más comunes son el propano, el metano, el etano, el benceno, el xileno, el tolueno y el etileno.
Conforme a su peligrosidad, los COVs se clasifican en tres grupos, a saber: los compuestos de clase A, perjudiciales para la salud por la presencia de tricloroetileno o acetaldehído; los del grupo B, menos dañinos para el Planeta, y los catalogados como «extremadamente peligrosos para la salud» por su contenido en benceno, cloruro de vinilo y dicloruro de etileno.
Los COVs, que pueden encontrarse en multitud de equipos, electrodomésticos y bienes de consumo, abundan en las pinturas tradicionales. En concreto, las pinturas acrílicas y con solventes contienen compuestos volátiles orgánicos que, después de su aplicación y secado, se evaporan y contaminan el medio ambiente.
La conciencia sobre los riesgos de los COVs ha impulsado a una parte de los consumidores a buscar alternativas. Las pinturas ecológicas se benefician de esta tendencia, al ofrecer productos con un bajo o nulo nivel de dichos compuestos.
Pero el rechazo de los COVs no obedece únicamente a razones medioambientales, sino de salud pública. La toxicidad de estas sustancias gaseosas puede acarrear serios problemas para los riñones, el hígado y el sistema nervioso central. Incluso una exposición corta se ha relacionado con un incremento del malestar físico, la fatiga, las reacciones alérgicas y los trastornos de comportamiento.