¿Cómo afecta el kilometraje al precio y rendimiento de las autocaravanas?
Junto con la antigüedad, la marca y modelo o el estado del vehículo, el kilometraje es el parámetro más importante a la hora de tasar y determinar el rendimiento futuro de una autocaravana. Aunque no es una referencia absoluta, permite formarse una idea de las condiciones de la «casa rodante» en venta y descubrir hasta qué punto es una ganga. Pero ¿cuál es el kilometraje ideal para las autocaravanas de ocasión baratas?, ¿cómo afecta a su desempeño en carretera?
La distancia en kilómetros o kilometraje es un indicador más fiable que la edad de la autocaravana. Dos modelos con idéntica antigüedad y prestaciones tendrán, sin embargo, un rendimiento muy diferente si uno de ellos ha permanecido estacionado la mayor parte del tiempo y posee un kilometraje por debajo de la media.
Sobre el papel, el kilometraje revela el desgaste mecánico que la autocaravana podría presentar. Filtrar las ofertas según este parámetro ayuda a concentrar la atención sobre las unidades mejor conservadas. Con vistas a la futura reventa del vehículo, un kilometraje elevado sería una mala inversión.
Idealmente, la autocaravana no superará los cien mil kilómetros recorridos, siendo esta una cifra orientativa que el interesado debe valorar por sí mismo. De conocerse, la antigüedad aporta un dato valioso, pues una autocaravana con uno o dos años de vida con cien mil kilómetros en su haber es claramente un mal partido, en razón del desgaste al que fue sometida.
Cabe destacar, además, que el kilometraje conlleva un impacto variable sobre la mecánica automotriz. Componentes como la transmisión, los frenos, la suspensión o la unidad de potencia no duran eternamente en una autocaravana, de modo que si la cifra del cuentakilómetros es elevada, su deterioro también debería serlo. Aunque el desgaste también se manifiesta en la carrocería y otros elementos estéticos, su restauración puede enmascarar problemas internos que un alto kilometraje no podría ocultar.