EL RARITO DE LOS OLORES
Solo me he operado una vez pero da la casualidad de que la enfermera que me ayudó en el hospital en el que me operaron era conocida mía. Creo que conozco a dos enfermeras solo, así que me parece mucha coincidencia que me la haya encontrado. Hace tiempo que no veía a esa chica, la conocí porque era novia de un conocido mío, pero casualmente me la he encontrado el otro día por la calle y me estuvo comentando que estaba dando unos cursos de Formacion Cuidados auxiliares de enfermería a otras chicas que quisieran ser enfermeras.
Curiosamente nunca me había parado a pensar en que nunca me he encontrado a ningún enfermero hombre, supongo que es porque a muchos hombres les dará vergüenza hacer esta clase de trabajo. Cosa que me parece una tontería porque en los tiempos que corren cualquiera puede hacer cualquier trabajo, lo único que hace falta son ganas de trabajar y un poco de formación. Aunque soy de la opinión de que hay que estar lo más lejos posible de un hospital. Lo que menos me gusta de los hospitales es el olor que tienen a desinfección y a gasa, son olores que no me gustan y no me gustaría estar rodeado de ellos todos los días. Preferiría trabajar de cualquier otra cosa que trabajar en un hospital solamente por el tema del olor. Trabajé durante unos cuantos meses en un laboratorio y sé bien lo que es trabajar con olores extraños que no nos gustan, pero no me quedaba más remedio en ese momento, menos mal que ese trabajo solamente duró pocos meses. Y el año pasado estuve repartiendo uvas para la temporada de la vendimia y no os quiero contar el olor que quedaba en la furgoneta con las uvas que caían de las cajas fermentando, a la semana ya no quería entrar en la furgoneta, hacía lo que fuese para no estar dentro de la furgoneta y cuando conducía siempre llevaba la ventana abierta.
A lo mejor soy yo el que soy el raro de los olores y tengo una pituitaria mejor que la del resto de gente que me rodea.