Entrena en grupo y logra tus objetivos de forma más efectiva
Hace un tiempo, me encontraba en un gimnasio donde, aunque entrenaba con regularidad, no veía grandes cambios. Fue entonces cuando un amigo me sugirió probar un entrenamiento en grupos reducidos. Decidí buscar una opción de entrenamiento grupos reducidos Lugo para ver si esa dinámica realmente hacía la diferencia, y la verdad es que me sorprendió. La atmósfera es completamente diferente a la de entrenar solo o en una clase masiva, donde el instructor apenas tiene tiempo para fijarse en cada persona.
Lo primero que noté fue el aumento de la motivación. Estar rodeado de personas con objetivos similares crea un ambiente de compañerismo y apoyo que te impulsa a dar un poco más en cada repetición o en cada serie. Si un día me sentía menos animado, bastaba con mirar a mis compañeros dándolo todo para que esa chispa se encendiera nuevamente en mí. Además, el hecho de que seamos pocos en la clase facilita una relación más cercana con el entrenador, quien puede dedicar más tiempo a corregir posturas y ajustar los ejercicios según nuestras necesidades. Esto es algo que jamás experimenté en las clases grupales de grandes gimnasios, donde el objetivo es más bien hacer que todos sigan el ritmo sin importar si lo están ejecutando bien o no.
Otra gran ventaja del entrenamiento en grupos reducidos es la personalización. No todos estamos en el mismo nivel, y eso no siempre se tiene en cuenta en los entrenamientos grupales más grandes. En cambio, en estos grupos pequeños, el entrenador adapta cada ejercicio al nivel y condición física de cada participante. Recuerdo que en una de las primeras sesiones tenía molestias en la espalda, y el entrenador me sugirió variaciones específicas que no implicaban tanta carga en esa zona, pero que me permitieron seguir trabajando sin perder el ritmo. Esto no solo me ayudó a mejorar de manera más segura, sino que también me hizo sentir que realmente se preocupaban por mi progreso.
El seguimiento también es mucho más cercano. El entrenador no solo te observa en la clase, sino que también pregunta sobre tu descanso, tu alimentación y tu estado de ánimo. Esto puede parecer un detalle menor, pero tener a alguien que te conozca lo suficiente como para saber cuándo apretar más y cuándo dar un respiro, marca una gran diferencia. Me ayudó a mantenerme constante y a evitar el típico ciclo de empezar con todo y abandonar a las pocas semanas.
Otra cosa que me gustó mucho fue la variedad de entrenamientos. No hay espacio para la monotonía en estas sesiones. Al ser grupos pequeños, el entrenador puede planificar diferentes tipos de ejercicios según nuestras preferencias y objetivos. En mi caso, me gustan los entrenamientos de alta intensidad, así que casi siempre adaptaban las rutinas a esa modalidad. Pero si algún día prefería hacer algo más relajado, como ejercicios de movilidad o estiramientos profundos, también tenía esa opción.
Entrenar en grupo también me ayudó a conocer mejor mis capacidades y a superar mis propios límites. A veces no somos conscientes de lo que podemos lograr hasta que vemos a alguien más hacerlo a nuestro lado. Ver cómo un compañero lograba hacer una serie de dominadas me animó a intentarlo, y con la guía del entrenador y el apoyo de mis compañeros, lo conseguí en mucho menos tiempo del que esperaba.
Cada sesión se convirtió en un desafío personal y colectivo, donde todos compartíamos los éxitos y nos animábamos a mejorar día tras día. No me sorprende que este tipo de entrenamientos estén ganando popularidad, ya que combinan lo mejor de ambos mundos: la atención personalizada de un entrenamiento individual y la motivación y camaradería de entrenar en grupo.