¿Por qué confiar en las aseguradoras de salud con más nombre?
Cuando buscamos un seguro privado, sea por la razón que sea, queremos que nos ofrezca un buen servicio. Pero, con frecuencia, lo primero que miramos es el precio. Y si vemos alguno excepcionalmente barato, podemos cegarnos sin pensar en qué es lo que hace que el precio sea menor.
Muchos seguros excepcionalmente baratos lo son a costa de recortar prestaciones. Por ejemplo, con tiempos de carencia muy largos, tanto que es complicado que te atiendan por cualquier enfermedad, ya que tendrás que demostrar que no la padecías antes de contratar el seguro ni durante ese tiempo de carencia.
También suelen ofrece cuotas muy bajas a cambio de copagos tan altos que casi es igual que ir al médico de manera particular. Por lo tanto, ¿merece la pena el pago de una cuota mensual si luego hay que desembolsar una cantidad alta cuando se va al médico? Y muchas pruebas o especialistas podrían no estar incluidos en la cartera de servicios. Por ejemplo, las visitas a psicólogos o a un fisioterapeuta.
Las aseguradoras con más nombre, como el seguro médico adeslas, han sabido crear un equilibrio perfecto entre el precio de la cuota, los copagos y los servicios. Y para eso, ofrecen productos bastante personalizados en los que quién contrata decide qué tipo de seguro quiere en función de qué va a cubrir, de cuánto va a ser el copago etc.
Además, estas aseguradoras cuentan con una cartera muy amplia de profesionales y esto es algo que hay que tener muy en cuenta. ¿Te imaginas que cada vez que tengas que ir al especialista tengas que abonar un copago y además desplazarte a otro pueblo o ciudad? Pues esto sucede con algunos seguros baratos que solo tienen servicios en las capitales de provincia o en algunas ciudades de gran tamaño. Quienes los contratan no caen en la cuenta de que sus hospitales de referencia pueden estar a cincuenta kilómetros o más de casa.
Los mejores médicos pueden elegir a sus clientes y escogen cuidadosamente las compañías de seguros con las que trabajan. No quieren arriesgarse a que no se les pague o a que tengan retrasos o problemas con las autorizaciones, lo que puede ralentizar su trabajo con los pacientes. Por eso, suelen trabajar solo con aseguradoras que ya tienen un nombre y un peso en el mercado. Y si los médicos confían en ellas, es una señal de que también deberíamos hacerlo nosotros.