Por qué es importante elegir un buen traductor
Hoy en día, la internacionalización de casi cualquier negocio es un elemento primordial para potenciar su éxito. Sobre todo si trabajamos desde una óptica digital (¿y quién no trabaja hoy en día en digital?) necesitamos que nuestro mensaje llegue más lejos y uno de los caminos para hacerlo es traducir nuestras campañas de marketing. La diferencia entre ofrecer nuestro servicio solo en castellano a hacerlo en más idiomas (generalmente en inglés) puede ser decisiva a la hora de mantener a flote un negocio.
Pero no siempre se elige un buen traductor y las consecuencias pueden ser desastrosas para el negocio. Este ejemplo que sigue me fue transmitido por una profesional que trabaja en una firma de Servicios de revision de documentos Coruña. En una ocasión, una agencia de viajes local, pero con bastante implantación, acudió a ellos para revisar una serie de documentos entre los que estaban guías, folletos y campañas de marketing digital. Lo que se encontró fue increíble.
No quiso preguntar quién se había encargado del “trabajo” de traducir los documentos, pero era evidente que no se trataba de una persona con las mínimas nociones de inglés para hacer un trabajo profesional. Una cosa es traducir un texto para que alguien lo entienda en otro idioma y otra presentar una guía de viaje con múltiples errores. El cliente interesado en viajar a tal o cual destino se lo pensará dos veces antes de elegir una agencia de viajes que ni siquiera sabe traducir.
Pero esto que parece un hecho aislado es mucho más común de lo que parece según me cuenta la chica que trabaja en la firma de Servicios de revisión de documentos Coruña. Dentro del mismo sector turístico, se ha encontrado incluso con clientes institucionales de otros países que presentan información para promocionar sus destinos en España… mal traducida al castellano.
Así que cualquier empresa seria que quiera promocionarse o vender sus productos en otros países necesita el servicio de un traductor profesional si no quiere ver comprometida su credibilidad: y es que no hay nada que dé peor imagen que un error ortográfico.